Ágata Piernas, "Con la toga puesta".- Y ahora, dentro de las medidas de apretarse el cinturón, también nos quieren privar de nuestra esencia, de nuestra idiosincrasia, de nuestra forma de organizar nuestra casa.
Me refiero a las Juntas Vecinales y Concejos, algo tan propio de la cultura leonesa pasada y presente, que el resto no saben muy bien de qué se está hablando, de ahí la poca repercusión mediática que a nivel general y en otras provincias está teniendo.
Ahí está el Anteproyecto de Ley de Sostenibilidad y Racionalización de la Administración Local, que, entre otros temas pensados para reducir gastos, contempla, en su Disposición Transitoria 4ª, la supresión de las Juntas Vecinales y Concejos, que, junto con la Ley autonómica de Ordenación, Servicios y Gobierno del territorio de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, creará otras entidades mayores en número de habitantes que las nuestras, llamadas unidades básicas de ordenación.
Ello nos afecta, y nos afecta mucho por varios motivos:
1º) Por un motivo geográfico, porque el mayor número de Juntas Vecinales de toda España se encuentra en León.
2º) Son las únicas entidades existentes en la actualidad, que constituyen una unidad de gobierno elegida y gestionada con democracia directa, algo muy raro desde el punto de vista teórico-político, equiparable a los Lander alemanes. Ello, constituye una reliquia y un ejemplo para los estados modernos.
3º) Desde el punto de vista humano, esta Ley agrupará varias Juntas Vecinales actuales en una sola entidad, de mucha mayor extensión geográfica y poblacional, lo que provocará la desatención de la población que quedará dispersa, la rivalidad entre los antiguos Concejos por acaparar la atención del correspondiente concejal profesional, que se encargará de gestionar sin conocer las necesidades de las gentes, y, por lo tanto, los recursos para solucionar los problemas, y, además, se encontrará en un Ayuntamiento situado a muchos kilómetros de distancia.
4º) Pero es que, “nos tocan los dineros” o, mejor dicho, el patrimonio. Hasta ahora, nuestras Juntas Vecinales y Concejos eran los titulares, como propietarios, de sus propios recursos. Sus montes para pastos, leña, caza y demás recursos posibles, son de ellos. De todo el pueblo. Es lo que se denomina propiedad privada en mano común o comunal y significa que cada pueblo, al igual que cada uno de nosotros si somos propietarios, podemos vender, alquilar, ceder, donar o explotar a nuestro antojo lo que nos pertenece, para mayor beneficio propio. Dicho patrimonio, ha venido pasando de generación en generación, hasta la actualidad.
Y esta Ley, que se encuentra en fase de Anteproyecto, lo que pretende es suprimir, desde la misma fecha de entrada en vigor, las Juntas Vecinales y Concejos. Y ello generara problemas en el ámbito patrimonial, porque las priva de sus recursos, adjudicándoselos a los Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, bajo la supervisión de la Comunidad Autónoma.
Ello, sin ánimo de ser exhaustiva, implicaría algo así como una “nacionalización” por equiparación con lo que sucede en el ámbito de las grandes empresas y bancos.
Y lo que forma parte de nuestras señas de identidad, se nos arrebata.
Yo no sé, desde la sensatez, si el legislador ha valorado el enorme coste que para nosotros tendrá lugar por la aplicación de esta medida. En un país que constituye, desde siempre, un mosaico de culturas, intentar suprimir sus pequeñas piezas para agrandarlas e integrarlas en una unidad mayor, privándoles de su función en el conjunto, significara, como poco ignorar la verdadera esencia de un pueblo, los nuestros, con señas de identidad propias, forzando una situación artificial, que, además, tiene efectos patrimoniales. Y si lo que se pretende es abaratar los costes de gestión política, que no son tales como sabemos los leoneses, encarecerán por otro lado su puesta en práctica o acaso pretenderán hacerlo sin pagar indemnizaciones. Pregunto.
Ya no hablo del coste legislativo de su puesta en funcionamiento con la modificación en cascada de toda la legislación implicada. Las previsiones harán temblar a más de un especialista.
Pero afortunadamente, estamos en fase de Anteproyecto. Todavía caben cambios o supresiones del texto legal. ¿O no?
Ágata Piernas
http://conlatogapuesta.blogspot.es
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