Pedro de Silva, LNE, 5/11/2013.- Sería terrible que la reforma de las administraciones públicas acabara con las parroquias rurales (entidades locales menores), ejemplos de democracia directa, gestión próxima, generosidad de los elegidos, que no cobran, y de defensa de la propiedad comunal de montes y recursos forestales. No se explica uno qué ahorro puede haber en esto, ni qué mejora funcional, ni qué nada. Yo tuve la fortuna de conocer al alcalde de la Parroquia de Caleao (Caso, Asturias), Juan Manuel Calvo, elegido en concejo abierto, y disfrutar de su modo de resolver los pequeños grandes problemas de los vecinos hablando a cualquier hora con ellos, defender los intereses del común como suyos propios y rendir cuentas, cuando se fue, explicando en asamblea lo que hizo y también lo que no pudo. En lugar de suprimirlas habría que copiarlas, o hacer que todo político empiece por ahí, para aprender oficio.
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