Cuaderno de Entresierras, 22/1/2013.- La provincia de Salamanca cuenta con un total de 19 entidades locales menores o pedanías que suman 2.578 habitantes. No tienen categoría de municipio, pero celebran elecciones independientes para elegir a su alcalde pedáneo. A su vez dependen de una localidad que es la que le da los servicios básicos como la sanidad o la educación.
Para que una entidad local menor deje de serlo se tienen que dar dos circunstancias: primero que consiga tener más de 1.000 habitantes y segundo que quiera hacerlo. En el caso de Salamanca solo una pedanía estaría cerca de dejar de serlo, y esa es Aldeaseca de Armuña, dependiente de Villares de la Reina y que cuenta con 912 habitantes. Sin embargo, es una opción voluntaria que tienen que decidir los vecinos.
Funcionamiento
El funcionamiento de las entidades locales menores es muy sencillo. Cuando llegan las elecciones se colocan dos urnas, una para la elección del alcalde pedáneo y otra para votar al máximo representante del ayuntamiento del que dependen. En la entidad local menor se suelen presentar dos candidatos, uno del partido que gobierne en el municipio del que dependen, y otro del grupo más votado en comicios anteriores –aunque también puede haber más candidatos-. Eso explica que no siempre el alcalde pedáneo tiene que ser del mismo partido que el alcalde del municipio del que dependen.
Tras las elecciones se establece la Junta Vecinal formada por el alcalde pedáneo y sus concejales, que a efectos es como una Corporación municipal. A partir de ahí normalmente se establece un convenio entre el municipio y la pedanía para establecer las competencias, que pueden ser de toda índole menos de urbanismo.
Impuestos
Las entidades locales menores pueden acordar con la localidad de la que dependen el cobro de determinados impuestos como el IBI, o establecer otros especiales, pero lo más habitual es que el municipio destine una partida en los presupuestos para la pedanía.
Sin embargo, lo que no tienen las entidades locales menores son servicios como la Sanidad o la Educación, y se limitan en la mayoría de los casos a servicios como el alcantarillado, la basura o el agua.
Ayuntamiento como tal solo hay uno, el del municipio, y por ello para las ayudas, como por ejemplo los Planes Provinciales de la Diputación, tienen que gestionarlas a través de la localidad de la que dependen. “Es importante que haya buena relación entre el municipio y la entidad local menor, aunque sea de distinto signo político”.
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Además, en la mayoría de los casos el alcalde pedáneo se incluye como concejal en la Corporación municipal para que pueda participar así también en la toma de decisiones.
Listado de entidades locales menores en Entresierras.
- Campillo de Salvatierra (Guijuelo): 339 habitantes.
- Navagallega (Membribe de la Sierra): 72 habitantes.
- Santa María de los Llanos (Santibáñez de la Sierra): 23 habitantes.
Entidades locales menores en la provincia de Salamanca.
- Águeda del Caudillo (Ciudad Rodrigo): 116 habitantes
- Aldeaseca de Armuña (Villares de la Reina): 912 habitantes.
- Bercimuelle (Puente del Congosto): 79 habitantes.
- Boadilla (La Fuente de San Esteban): 190 habitantes.
- Bocacara (Ciudad Rodrigo): 172 habitantes.
- Cespedosa de Agadones (Herguijuela de Ciudad Rodrigo): 47 habitantes.
- Fuentebuena (Béjar): 50 habitantes.
- Galleguillos (Gajates): 50 habitantes.
- Guadapero (Serradilla del Arroyo): 111 habitantes.
- Herrezuelo (Anaya de Alba): 40 habitantes.
- La Lurda (Garcihernández): 50 habitantes.
- Mozodiel de Sanchíñigo (Castellanos de Villiquera): 36 habitantes.
- Turra de Alba (Pedrosillo de Alba): 19 habitantes.
- Valdesangil (Béjar): 165 habitantes.
- Villanueva de los Pavones (La Orbada): 87 habitantes.
- Villarejo (Zamarra): 20 habitantes.
Editorial Cuaderno de Entresierras : El Coto Privado
En los tiempos que corren, a viernes de recorte semanal, es evidente que, tal como viene ocurriendo desde los inicios de la crisis, el mundo rural se ha convertido en el primer objetivo de los ajustes. Esgrimen, argumento cabal donde los haya, que no se puede “malgastar” partidas presupuestarias allí donde menos falta hacen. Es tan solo una consecuencia numérica de la despoblación. Pero habría que aclarar, pues no parece que el concepto esté claro en las mentes públicas de este país, que si los territorios rurales están deshabitados es precisamente por eso, por falta de inversión, y que ahora no se puede esgrimir el mismo argumento para aplicar la tijera en aquellos lugares que ya, históricamente, la vienen sufriendo sin descanso. Imaginemos, por el puro placer de ejemplificar, que prohibimos a un hijo andar en bicicleta y para ello le escondemos la bici en el sobrado; un tiempo después, al bajar el vehículo de la azotea se lo devolvemos al niño con las ruedas deshinchadas y los frenos oxidados. Por supuesto, dada la situación, le volvemos a prohibir que la use. Precarizar sobre lo que ya era precario por nuestra dejadez.
En estos días está en auge, por lo que tiene de pendenciero el asunto, la crítica situación de la sanidad en el medio rural. Se alega, a rastrojo y mies (por no decir a rastrero y bies), que si se ha de recortar sanitariamente mejor será hacerlo allá donde vive menos gente. Si la culpa de que allí viva menos gente es de los pensantes que blanden la tijera sin escrúpulos, eso es como la educación: secundaria pero obligatoria. Mientras tanto, se pone en tela de juicio las mancomunidades, las entidades menores y hasta la vacuna contra la protesta. Y llegará el día, si no ha llegado ya, en que los habitantes de “pueblos pequeños” nos veamos regidos por corbatas acogotadas a gaznates que, desde un despacho de Madrid, entienden el medio rural como un espacio lúdico a lo Port Aventura. El único interés, si lo hubiere, sería tener dispuesto el territorio para alguna partida de caza. Un coto privado que ni siquiera pertenece a los desgraciados que lo habitan.
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