Diario de León, Ernesto Escapa, 23/5/2013.- Es lo que hay entre la dudosa expectativa de la mina y la inminente condena de las juntas vecinales. Para qué engañarse. También van a ir desapareciendo trenes, aunque en esa carrera León parte con ventaja: ya tiene en la misma capital dos estaciones sin servicio con las que disputar la competición del absurdo. Aeropuertos sin aviones, estaciones sin trenes. El convite popular del fin de semana en Salamanca no sirvió para esclarecer el cumplimiento de los compromisos con la minería, ni el horizonte de las entidades locales, ni la financiación autonómica. Más bien, vino a enturbiar un poco más todo. Empezando por lo esencial, que es la situación límite de los valles mineros, ayer en las Cortes de Castilla y León saltaron chispas, cuando la socialista Ana Redondo increpó al consejero Villanueva por el juego de aplazamientos que se trae el gobierno de España. Vino a recordarle que no vale ponerse gallito en el corral doméstico para arrugarse cuando está ante el ministro. Y calificó esa actitud como falta de vergüenza. Luego, accedió a retirar la expresión del acta. La tesitura a la que se ven abocadas las comarcas mineras es tan dramática, por el incumplimiento del gobierno, que no vale derivar su solución al diseño de una nueva estrategia energética en el mes de junio. Lo que exigen los mineros, y con razón, es el pago de unas ayudas cuya idoneidad certificó la Intervención General del Estado. Así que ni un atisbo de optimismo cabe deducir de esa conferencia sectorial del carbón celebrada en el Ministerio con las cuatro Autonomías afectadas. Según Villanueva, va a exigir que en la nueva estrategia energética, que se empezará a diseñar en junio, España cuente con el carbón y con las centrales térmicas. «Esto es lo que puedo decir», concluyó.
Lo que sí ha conocido un acelerón reciente es el proceso de reforma de la administración local, inspirado por la factoría Faes y puesto en marcha por Montoro. Mientras se corrigen algunas de sus tentativas más groseras y disparatadas, como poner de forma indiscriminada y a barullo competencias municipales en manos de las Diputaciones, sigue en pie la amenaza de intervenir a las entidades locales menores, para apropiarse de su patrimonio vecinal. Todo ello, con una justificación de ahorro. A la reunión asisten siempre los mismos: alcaldes urbanos y presidentes de Diputación acuciados por su propia deuda. Ahí tejen una fantasía que les lleva a propuestas tan disparatadas como la que pretende encomendar la gestión de los consultorios locales a la Autonomía. Claro, ninguno de estos negociadores ha pisado un pueblo en su vida y no saben que los consultorios, por seguir con el ejemplo, hay que limpiarlos y calentarlos, regulando la calefacción los días que no se usan. Nadie parece reparar tampoco en que la deuda municipal radica en los ayuntamientos urbanos, no en las juntas vecinales. Y sobre todo, que estas entidades están para dar servicio a la gente de su ámbito. El problema es que cuentan con un patrimonio secular que en este momento resulta muy tentador.
Mientras, la porfía de los preferentistas entra en un proceso que puede conducir al desánimo. Para los de Ceiss, ya sólo cabe la vía judicial. Buena parte de ellos son ancianos y la comunicación enviada por la entidad es tan opaca como estúpida e insolente. Y entretanto, los responsables del engaño disimulan, mirando para otro lado.
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