Diario de León, 25/8/2012.- En una época con el viento en contra, la Asociación Provincial de Juntas Vecinales intenta salvar su Centro Digital de Documentación Histórica de las Juntas Vecinales de España, gracias al cual han logrado grabar parte del extenso legado escrito de las 1.237 pedanías leonesas. La decisión aparentemente firme del Gobierno central de suprimir estas entidades locales menores pone en jaque el futuro de la asociación, que funciona desde el 12 de junio del 2008, según reconocen, aunque su principal objetivo será intentar dar continuidad al proyecto de catalogación digital de los catastros de la ensenada, ordenanzas antiguas y de los documentos de los pueblos leoneses, su conservación, ordenación y difusión.
«La necesidad de la actuación viene dada por la constante pérdida de muchos documentos de importancia y el intento de dar a conocer a la población lo que se conserva, por ser una importante fuente de conocimiento de las zonas rurales de España, de donde procede una importantísima parte de los habitantes actuales del país y de los emigrados», explica Miguel Ángel Vicente, responsable de actividades de la asociación.
Propiedad intelectual
El proyecto «está en el Registro de la Propiedad Intelectual a nivel nacional, por ser el primero que se ha propuesto difundir y conservar esta documentación, con carácter permanente», matiza. Hasta la fecha se han digitalizado textos de varias juntas vecinales, con la ayuda del Instituto Leonés de Cultura, de los que se situarán las correspondientes reseñas y registros iniciales en el espacio del Centro Digital en Facebook.
Según la investigación de esta asociación, las juntas, «por su forma de gobierno y por su ámbito territorial, proceden de los antiguos concejos conformados en el Reino de León y Asturias, en Navarra y en Cataluña, a partir del siglo X». Proliferaron a partir del siglo XII por «el incremento del número de habitantes en pueblos y villas y por la necesidad de restringir el número de convocados, teniendo en cuenta que los principales fines de su constitución eran decidir sobre el aprovechamiento comunal de prados, bosques y montes vecinales para uso ganadero y agrícola». También en la época se encargaban de asuntos que ya no están en uso como la explotación del molino, el horno o el pozo de sal. No sólo decidías sobre asuntos económicos, sino que además se encargaban de actos administrativos, como dar autenticidad, fuerza y eficacia en derecho a los documentos que se redactaban en su presencia.
La asociación se sumará a las acciones encaminadas a evitar que desaparezcan las juntas vecinales, y alerta del posible uso del dinero de los pueblos para otros fines ajenos a su población.
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