Diario de León, columna de Pedro Trapiello, 24/9/2012.- Tienen los pueblos de estas tierras leonesas una antigua soberanía conquistada medievalmente a base de cabezonería y fuero. Es la figura jurídica del concejo de vecinos y sus juntas vecinales como sujeto de derechos, órdenes y propiedades. Se le llama el concejo o el común de vecinos, una venerable rareza jurídica para la inmensa mayoría de pueblos de España que jamás soñaron esta mínima autonomía y, como tal, una figura patrimonial a defender, sin duda. Parece el caso. Un fuero tanto tiempo mantenido es una reliquia y un privilegio. Pero... ¿en todos los casos hay que defender a las juntas vecinales?...
Pintan las dudas.
Roncan las respuestas.
Si muchos ilustres ayuntamientos no tienen capacidad de administrar su funcionamiento y patrimonio dejando que las diputaciones les subgobiernen, ¿tendrán todas las juntas vecinales que ahora se defienden los medios y conocimientos para administrar correctamente su herencia de siglos?... y no hablemos de la honestidad en cuentas y gobiernos, porque sobre este asunto pesarán las sospechas como losas... ¿o acaso hay que pensar que por ser juntas vecinales no caben ahí la corrupción o el mangoneo político que campean en toda administración de la que salen cuartos, obras, licencias o arriendos?...
Además, buena parte de estos pueblos están despoblados o envejecidos; murió hace tiempo el número y el vigor del viejo corro concejil donde se discutían las cosas y se pencaba en hacenderas. Hay juntas vecinales hoy con menos patas que un banco cojo. Muchas se convocan con campana de madera. ¿Y no serán objeto de estafa o componenda algunas de ellas como lo fueron hace años aquellos pueblos maragatos que invertíeron toda la indemnización del campo de tiro en oro y se esfumó?... no es muy difícil embaucar a los pueblos enfermos o dejados... ni tampoco ver que hay dineros vecinales que no tienen cuenta propia porque están arrejuntados en la cuenta del presidente «para ahorrarse gastos bancarios»... la arrejunta vecinal también es figura histórica... en fin, óbrese con sentido y... «las juntas vecinales, para quien las trabaje y merezca».
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