Tribuna del Diario de León por david díez llamas doctor en sociología 12/09/2012.- Si algo podemos afirmar en estos momentos es que el modelo de Estado Autonómico planteado en su momento por MartÍn Villa ha resultado un fracaso.
Los motivos por los que justificamos está afirmación son varios. En primer lugar hay que tener en cuenta que lo que impulsó la creación de este estado de las autonomías fue el crear un «centro fuerte» que actuase a modo de dique contra los nacionalismos periféricos. Con ello se justificó la creación de la autonomía de Castilla y León imponiendo su criterio a los propios correligionarios de su partido.
Hoy sin embargo los distintos nacionalismos periféricos llegan a los 36 escaños en las Cortes generales frente a los 24 que se habían dado en el inicio de este proceso en 1977. Es decir el objetivo que se pretendía cumplir no sólo no se alcanzó sino que incluso aumento el peso de las fuerzas nacionalistas. Habría aquí que recordar que cuando se suman tres peras y seis manzanas no se puede decir que el resultado sea nueve.
También se puede hablar de un fracaso económico de este modelo, que la crisis actual se ha encargado de subrayar. Contra lo que algunos han tratado de mantener durante muchos años, el éxito económico no depende de la dimensión territorial o de población de una autonomía.
Así hoy es una completa evidencia que Navarra es una de las autonomías que mejores índices económicos presenta frente a otras como la Comunidad Valenciana o Castilla-La Mancha con graves problemas financieros. Aquello de que la Región Leonesa no podía constituirse en autonomía por su falta de recursos económicos se cae por su propio peso. No se puede vincular «mayor tamaño» con «mayores recursos» sino miren a Luxemburgo y su posición frente a la crisis actual.
Será entonces un problema de la capacidad de gestión de los propios recursos, algo en lo que parece que no han tenido especial éxito los dirigentes de este estado autonómico.
Otro ejemplo más podría ser Cantabria que en los inicios del Estado de las Autonomías su coeficiente de referencia frente a otras regiones de Europa se situaba por debajo (97) y ahora lo supera (103).
No creo que sea un problema del modelo de estado. Alemania, que es un referente económico claro en estos momentos, no hay que olvidar que es una República Federal y que la primera potencia mundial se llama Estados Unidos. Entonces no es tanto un problema del «modelo» como de la forma en que Martín Villa configuro el Estado de las autonomías y se gestiono posteriormente.
En todo caso ha quedado claro que lo que no se puede hacer es crear entes artificiales sin apoyo social y sin una base histórica y geográfica suficiente. Castilla y León es una construcción creada por una élite política que perseguía unos determinados objetivos que hoy claramente se han visto no se han podido cumplir. La racionalización de la gestión mejor de los recursos nos llevaría a la reorganización de las estructuras del Estado y con ello a la supresión de aquellas autonomías que fueron creadas al capricho o con el criterio exclusivo de la persona que ocupaba en aquel momento el poder. Este sería el caso de la actual Junta de Castilla y León.
No deja de ser triste que desde lo que es el paradigma de la ineficacia y la ostentación se promueva la supresión de las Juntas Vecinales. No es simplemente la historia la que las ampara es su propio funcionamiento actual. Habrá pocas instituciones que gestionen con mayor eficacia los recursos de los que puedan disponer. Sólo desde la ignorancia se puede plantear esa medida como un ahorro de recursos. ¿En que cabeza cabe pensar que las tareas que desarrollan las juntas vecinales se puedan hacer dedicando menos recursos? Las juntas vecinales cuentan con sus propios recursos que se extienden por el conjunto de la Región Leonesa. Son además un ejemplo de funcionamiento democrático tanto en lo que es la elección como en las diferentes tomas de decisiones. Además cuentan con un amplia base social y de reconocimiento de los pueblos en los que se implican.
Podemos decir que la organización del Estado podría venir tanto desde el plano autonómico como municipal. Es posible que sea necesario agrupar servicios municipales formando mancomunidades que ayuden a abaratar costes. Sin embargo el camino no creo que pase por la supresión de las diputaciones o las juntas vecinales.
Los errores no caducan y es necesario reconocerlos como tales. Luego hay que tener la valentía suficiente para rectificar. No puede ser que se siga manteniendo una organización que ha llevado a la depauperación económica y cultural de la Región Leonesa.
Es posible que la crisis económica en la que estamos demande entre otras muchas cosas una reorganización de la estructuras territoriales. Esperamos que al menos en este caso se haga teniendo en cuenta la opinión y el bienestar de la ciudadanía. El modelo auspiciado por unas élites políticas es claro que ha fracasado y no es caso de volver a repetir errores.
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