EDITORIAL de La Crónica de León, 9/9/2012.- El Anteproyecto para la Racionalización y la Sostenibilidad de la Administración Local prevé la disolución de las juntas vecinales y que todos sus bienes pasen al ayuntamiento correspondiente. Sólo la ignorancia sobre la realidad de estas entidades puede llevar a la adopción de esta drástica medida, que acaba de un plumazo con una de las señas de identidad de esta provincia y una de las razones fundamentales por las que León sigue manteniendo, pese a la despoblación y al éxodo, uno de los patrimonios rurales más importantes de España. Hay un dato que es incuestionable y que debiera despertar, como mínimo, la curiosidad de cualquier legislador: ¿Por qué León concentra un tercio, 1.234 de las 3.725 pedanías de España que se quieren suprimir?
Parece evidente que actuar sobre esta realidad tan abrumadora ha de tener consecuencias y demuestra que las pedanías no son en León un mero elemento decorativo que se quita de un plumazo en un momento de dificultad económica.
Como su propio nombre indica, el referido anteproyecto de ley que aún tiene que presentar el Gobierno en las Cortes pretende racionalizar y hacer sostenibles las administraciones locales. Por ello, no se entiende que advierta de que no se va a suprimir ningún ayuntamiento, alguno de ellos con muy dudosa viabilidad económica, pero sí todas las pedanías, que raramente generan deudas. ¿Quizá por eso? Se justifica la medida en que el 70% no presentan cuentas. Es cierto, pero, ¿lo lógico no sería arbitrar algún tipo de reforma para solucionar ésta y otras carencias?
Los ingresos y, sobre todo, el patrimonio de las juntas vecinales leonesas superan en muchos casos a los de los ayuntamientos a los que pertenecen. Puede parecer una ocasión para sanear cuentas y cuadrar presupuestos municipales pero, la ganancia no se arrienda si la medida puede llegar a generar más problemas de los que evita.
La reacción en León a la posible desaparición de las juntas vecinales no se ajusta, por el momento, a la gravedad de la amenaza. Todos los movimientos que se han producido hasta ahora vuelven a dar la sensación de que cada uno está haciendo la guerra por su cuenta. El primer intento de federación de carácter provincial contó el pasado viernes con un centenar de juntas vecinales, que suponen sólo un 8% del total.
Las pedanías se enfrentan a su ser o no ser y sólo ellas pueden demostrar si están a la altura de las circunstancias.
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