Diario de León 23/10/2012, Carta te escribo, de Martín Martínez. Querido hermano: No podemos quejarnos. La celebración de los 200 años del primer Ayuntamiento Constitucional astorgano fue –a pesar de todo, como decía un amigo- un éxito. Debió haber sido más, pero los astorganos en ciertos casos somos demasiado pastueños; que se le va a hacer. Fue un éxito porque cuando media España –y parte de Cataluña- se ahogaba, tuvimos un día esplendoroso, de medio sol, aunque no hubiéramos protestado porque el agua nos rozara los tobillos, tanta es la falta. Nos compensa la vista del Teleno con su boina blanca en la cumbre que da gusto.
Del acto institucional, como estamos en tiempo de crisis, quedará como recuerdo una bella lápida, creación de Escarpizo; la leyenda rememora, escuetamente, el acontecimiento; en la cabecera se grabó la rama de roble, símbolo de la ciudad. Te digo que fue un éxito, porque aparte de las numerosas personalidades nacionales, regionales, provinciales y comarcales civiles, militares y eclesiásticas, presidió el Pleno la tercera autoridad nacional, el Presidente del Congreso de los Diputados don Jesús Posada. Más aprecio merece su visita para los astorganos, cuando supimos que había llegado a la ciudad en la tarde del viernes, que recorrió algún monumento de la misma (sospecho que también alguna taberna) y pernoctó en uno de sus hoteles. Estuvo acompañado en el acto por la máxima autoridad legislativa de Castilla y León, la Presidenta de las Cortes doña Josefa García Cirac, ocupando ambos un lugar destacado en el bello Salón de Plenos de nuestra Casa Consistorial.
Tenía ganas, hermano, de escribir algo sobre esa espada de Damocles que pende sobre las Juntas Vecinales, mal llamadas Entidades Locales Menores. Su defensa se la encargué (porque la ocasión era propicia y pude) a ambos, pues en Madrid y en Valladolid se discutirá el asunto. Sin embargo, me desinflé un tanto, cuando en días pasados leí, en estas nuestras páginas, que el 61% de dichas entidades no presentaban sus cuentas al Tribunal de las idem. Y eso, querido, no está bien; que las entidades menores son el espejo de la más genuina democracia, síntesis de aquellos concejos vecinales de antaño, pasados por el crisol de las Cortes de Cádiz. Claro que con el ejemplo que reciben de ayuntamientos, mancomunidades, consejos comarcales y diputaciones, sin contar los entes autonómicos y el propio gobierno central, no me extraña sean reacios a rendir cuentas en las que, sin duda alguna, uno u otro metería la mano. Y aunque solamente sea para sacar los colores a todos los demás, creo que esas entidades menores deben rendir dichas cuentas.
Mas, aún con esa rémora —que nunca justificaré— tu hermano que asistió a más de cuatro concejos, por benignidad del Presidente por no ser entonces cabeza de familia; que acudió a decenas, que digo, centenas de «facenderas» para arreglar caminos, mondar regueros o segar «aocas» en la presa donde se «lambriaba» algún cangrejo; que al final de las mismas compartió, satisfecho, vino y escabeche aportados por la junta, el pan cada cual llevaba el suyo, sigue defendiendo su «status», su utilidad y su valoración, muy positiva por encima de todas por encima del resto de las administraciones, que solamente piensan en hincarle el diente a las propiedades de las mismas.
Hermano, en esa jornada institucional tan bella que vivió Astorga, quedamos emplazados para discutir, razonada y educadamente, como amigos, con nuestro diputado nacional Eduardo Fernández, que bien conoces. Casi con seguridad, va a ser uno de los que formen parte de la comisión parlamentaria para discernir la cosa. Tiene sus dudas respecto a la coincidencia de Junta Vecinal y Ayuntamiento en una misma localidad. Habrá que explicarle que antes que ayuntamiento hubo junta, o sea concejo; y que las juntas vecinales no gravan al erario como las otras instituciones. Tendré que «embiscarle» a Nolete; me dijeron andaba por Europa central de bureo. Cuídate.
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