César Gavela en su columna "La Gaveta" del Diario de León, 14/10/2012.- Las entidades locales menores leonesas son el ADN de nuestro sentido comunitario. Configuran la administración más cercana a los ciudadanos, la más sencilla y transparente.
Estas entidades son microscópicas. Antenas esparcidas por montes y llanuras. Son el corazón antiguo de un modo de llevarnos con la tierra, con las personas, con los asuntos de todos.
En estos días un anteproyecto de ley muy siniestro que circula por los despachos vallisoletanos, busca terminar con esta realidad lúcida y sensata; medieval y actualísima a un tiempo. Porque nada más moderno que la dispersión inteligente que favorecen los nuevos sistemas de comunicación.
Nada más moderno que la nueva democracia que va surgiendo, con sus defectos sin duda, pero también con sus esperanzas, en torno a las redes sociales y tantas otras herramientas de participación. En lo público o en lo privado.
Casi todas las entidades locales menores españolas están en la provincia de León o en la de Zamora. Son el modo leonés de estar en las cuestiones colectivas más próximas. Y revelan nuestra diferencia con las tierras colindantes.
He defendido muchas veces la agrupación de municipios, la desaparición de infinidad de ayuntamientos que no pueden hacer frente a sus obligaciones legales, y podría pensarse que este discurso es incongruente con la protección de las entidades locales menores, aún más pequeñas y modestas que los municipios.
Sin embargo, ambos criterios, en mi modesta opinión, no solo son compatibles, sino que armonizan plenamente. En la escala cívica, si de la familia pasamos a la entidad local menor, de ésta deberíamos pasar a los municipios que puedan actuar como tales. Con medios y posibilidades.
Las entidades locales menores, sin embargo, no tienen ese problema: su modestia eficaz, su austerísima forma de existir, las hace idóneas en su cometido. No así los ayuntamientos, que, insisto, deberían ser reagrupados. Y cada uno de ellos abarcaría muchas entidades locales, en hermoso ejercicio de democracia.
Y si lo natural es la pedanía dentro de un ayuntamiento viable, es una evidencia social que el escalón siguiente, el provincial, está muy bien implantado y aceptado por los ciudadanos. La pertenencia provincial goza de muy buena salud. La abrumadora mayoría de los leoneses nos sentimos leoneses y españoles. No entendemos otros escalones, que sí tendrán su vigor en otras regiones. No aquí.
Las entidades locales menores deberían ser perfeccionadas, en su caso, pero no suprimidas. Desde luego, no van a mejorar las cosas para los ciudadanos si sus competencias son usurpadas hacia arriba. Nuestras entidades son el nervio y la esencia de un modo solidario y responsable de estar en el mundo. Que en ningún caso debería desaparecer.
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